Para los que creían que dos ómnibus iguales no paran al mismo tiempo en una parada y que la ley contra la consumición de alcohol en la vía pública sigue vigente… SUS PROBLEMAS TERMINARON: Si se habla del toque anual de NTVG, festejando su Innombrable-Por-Cábala-Año de gira, la ciudad de Montevideo se amolda al ‘‘Festival’’, como lo llamó el guarda de CUTCSA dentro del transporte capitalino. Los guardas en las calles se esmeraban con ‘‘Al fondo que hay lugar’’, tema más escuchado como banda sonora en cada parada por los mas de 60 pasajeros y con gran éxito en La Unión. La gente hacía sus previas deseando un 105 pero con idea de consumir todo de todo antes de entrar al Estadio Charrúa, ya que a nadie se le ocurre dejar ningún souvenir a los muchachos del Estado.
Los que íbamos parados disfrutando del viaje repleto de tonos de celular y anáforas semejantes a ‘‘Estoy llegando’’, bancamos la sarna con gusto que no picaba por otros 40 minutos agregados a la hora prevista, y las eventuales 2 horas y 40 minutos de ska fusionado en 32 temas, sin teloneros.
Obviamente que para pasar a lo que en primera instancia parecía a la infraestructura de la ‘‘Fiesta Final / X’’ reducida a un solo artista, se debe pasar antes por la raza de uniforme azul oscuro que me ven siempre cara de narcotraficante-drogadicta o simplemente con preguntas puntuales sobre los objetos de mi cartera como eso ahí es de vídrio a mi paraguas… Pero a no olvidar que no existen preguntas estúpidas, sólo personas estúpidas.
Una vez sobrevivido a la imbecilidad, la gente se afilaba para pasar al pasto un poco embarrado para gozar de la vista como quien entraba a un Parque de Disney – qué ironía. Te daban folletitos demostrativos de cómo armarse un porro y piques para no tener una resaca inhumana, aparte de preservativos PRIME, que sólo me fui a enterar por los típicos globitos que sobrevuelan en todos los toques, con aquella forma y color peculiares, casi como ir al Epcot, ¿no?
La diferencia con la ‘‘Fiesta Final / X’’ eran los stands gastronómicos monoculinarios que sólo vendían panchos a 20 pesos charrúas, al mismo precio Coca-Cola en vaso a los menores y a 25 la cerveza a los no tanto. Los servicios también eran parecidos, como los baños químicos, con las filas incluidas – no se olviden de la previa - y los stands que se adquirían las remeras oficiales del grupo, obviamente a los que realmente tenían amor a la camiseta…
Cómo ha cambiado mi barrio… Cómo ha cambiado el paisaje, en el pogo no rejuvenecí y nos ha invadido el chetaje… Triste, pero sí. Aunque sería más disfrutable el toque desde la primera fila, lamentablemente, me di cuenta con el tiempo que 22 no es igual a 17 en ningún tipo de matemática discreta, descartes o decana. Los años son inversamente proporcionales a la educación… Es como ir a ‘‘W Lounge’’ un sábado de otoño, la palabra ‘‘permiso’’ fue eliminada del idioma español. Ya sé que si vas a un toque de NTVG, manejate, como tendría que hacer la típica multitud de padres que se amontonan en el fondo y te quedan mirando con cara de miseria o de qué hago acá cuando lo empujás al son de ‘‘TENÉS Que Saltar’’… Cielo, si sos Britney-La-Princecita-Virgen-Del-Pop, no te embaraces…
Fue tanto el cambio, hay tanta diferencia de un año al otro… Los pequeños videos del making off estaban estratégicamente en el aire para rellenar el hueco de desorganización de instrumentos o afines y levantar el ego de Branciari. Al ‘‘no nos vamos nada’’ no les dieron bola y no volvieron, y los acoples fueron no más de 5 pero los juegos de luces y cámaras y el escenario e invitados como los de siempre en ‘‘Voy’’ (una versión re-gay de ‘‘Una Amigo Es Una Luz’’) y Fernando Cabrera en ‘‘El Instrumento’’ (no se cayó de la merca de esta vez) y Rada en ‘‘Tirano’’ con imágenes anti-USA (el apogeo del show) compensó para algunos, por lo menos, gran parte de lo abonado a las Redes UTS, por el resultado no tan feliz del último disco de la banda.
¿Qué nos deja NTVG? Aparte de un dolor físico que si le pongo atención me está diciendo que soy demasiado vieja para estas cosas, nos deja una terminal de ómnibus en las afueras del estadio… Si pensaste caminar hasta Portones, ¡ESTABAS EQUIVOCADO! Tenías todos los destinos, de Colón a Atlántida, pasando por Aviación y Aduana, Cerro e Instrucciones… El vaho del 60, con otros 60, te cegaba y te venía ese sentimiento que a las 2 cuadras el ómnibus termina su ciclo vital… Y así lo hizo. ¿Yeta? No lo sé. Cobró vida y después… Lo volvió a hacer… Estar en un toque también quiere decir formar parte del embotellamiento de SMSs, ''No se manda'', ''¿Qué le pasa a esta mierda?'' - porque todo Montevideo queda incomunicable por culpa de un evento semejante o acto político - y no importa si no tenías saldo o batería… Veías a la gente sin fe al viejo Ley Land yéndose derrotada, al compás de folklore uruguayo típico de un interdepartamental a las 6 de la mañana, antes de que le pidan para bajar a empujar… Y antes de desmayar me senté en el piso y en la somnolencia flotaba el ómnibus por Aconcagua y luego, murió de nuevo… Pero la tercera es la vencida y los pasajeros con un miedo que iba increscendo cada vez que una parada era solicitada y le hacían el aguante al chofer… Al fin he llegado sana y salva a 18 y Gaboto a las 2 de la mañana, habiendo salido a las 8 de la noche.
Es una vez por año, ¡chicos! Es una aventura, es sobrevivencia, es resistencia al Imperio y blah blah - Disfrutá, tal vez mañana no estés más… Y mientras, del otro lado del charco, sin papeleras ni cumbres, floydianos psicodélicos se sentían otro ladrillo en la pared.
- 18 de marzo de 2007
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